lunes, 8 de julio de 2013

DLVIII. Hayes.

Estábamos sentados en el coche cuando la tierra tembló. Un temblor ligero: el de un durmiente que se da vuelta, un suspiro en un pulmón enorme. Giré la cabeza, pensando que alguien había sacudido el coche. Pero no había nadie ni nada en esa ruta del cañón oscuro. Había estado besándola. Los perros empezaron a ladrar. También ellos los había perturbado el movimiento inesperado de lo que se supone no debe moverse. La había besado. Había sido un beso vacilante, exploratorio, y parte de mi esperaba que me lo negara; pero lo permitió, con los ojos cerrados y la cabeza recostada en mi brazo; entonces la tierra tembló de esa manera leve y descontenta, como alguien que se da vuelta, o como si de pronto tuviera frío, y los perros ladraron. El beso se interrumpió. Pareció que ella no se había dado cuenta del ligero temblor del suelo. Pareció que no se asombraba de los ladridos de los perros. Tal vez esperara más que un primer beso, tal vez esperara un avance a tientas de mis manos o un descenso de mi boca hacia su garganta, pálida y cercana, y yo la había defraudado. Fue extraño que la tierra temblara en ese momento. Fue extrañamente perturbador y modificó el gesto familiar, esbozado tantas otras veces, del descenso hacia la boca de una chica; pero que la tierra temblara le dio al beso un matiz algo ominoso. A la mañana siguiente, estaba en todos los periódicos: el terremoto. 

Alfred Hayes - Que el mundo me conozca.

viernes, 5 de julio de 2013

DLVII. Bianco.

El canto era la forma menos musical de la música porque era la menos impersonal. Después de todo, lo que buscamos en la música es una representación del cosmos antes que el hombre exista, una pequeña orgía de infinito. En el canto había un elemento humano excesivo, desmesurado.

José Bianco - Las Ratas.

miércoles, 3 de julio de 2013

DLVI. Vonnegut.

- ¡Ha puesto alguna vez un espejo en el suelo y un perro encima de él? -preguntó Trout a Billy.
- No.
- El perro mirará hacia abajo, y de pronto se dará cuenta de que nada existe debajo de sus patas. Creerá que se mantiene en el aire y dará un enorme salto.
- ¿De veras?
- Sí. Y ése es el aspecto que tiene usted ahora.. Como si de pronto se hubiera dado cuenta de que se mantiene en el aire.

Kurt Vonnegut - Matadero Cinco o La Cruzada de los Niños.

lunes, 1 de julio de 2013

DLV. Zelarayán.

"¡Qué hacés! ¿Adónde vas vago?", me dice él que en su vida trabajó ni creo que piense hacerlo ya, "¿Trabajar yo? ¿Hacerle el juego al capitalismo?", era una de sus frases predilectas.

Ricardo Zelarayán - La Piel de Caballo.