jueves, 30 de diciembre de 2010

CDXLVII. Irish.

- Tenga bien en cuenta una cosa -previno fríamente-: esto es sólo una invitación a compartir una taza de café, y nada más. Nada de azúcar. ¡Cuidado con...!
- No estoy pensando en nada de eso -dijo él con un aire ingenuo que hasta entonces nunca creyera ella posible encontrar en un hombre-. Uno puede adivinar con una sola mirada de qué modo piensan de los demás.
- Le sorprendería saber cuántos debieron consultar un oculista- replicó ella amargamente.

William Irish - El Plazo Expiera al Amanecer.

martes, 28 de diciembre de 2010

CDXLVI. Conrad.

Ningún hombre triunfa en todo lo que se emprende. En ese sentido somos todos unos fracasados. Lo importante es no desfallecer en el intento de organizar y mantener el esfuerzo de nuestra vida. Y en esto, lo que nos empuja adelante es la vanidad. Nos precipita a situaciones en las cuales resultamos perjudicados, y sólo el orgullo es nuestra salvaguarda, tanto por la reserva que impone sobre la elección de nuestra conducta, como por la virtud de su poder de resistencia.

Joseph Conrad - El duelo.

domingo, 26 de diciembre de 2010

CDXLV. Greene.

Si el miedo y el amor son inseparables, también lo son el miedo y el odio. El odio es una respuesta automática al miedo, porque el miedo humilla.

Graham Greene - El Factor Humano.

viernes, 24 de diciembre de 2010

CIX. The Band.

How a little baby boy bring the people so much joy
Son of a carpenter, Mary carried the light
This must be Christmas, must be tonight

The Band - Christmas Must Be Tonight

miércoles, 22 de diciembre de 2010

CDXLIV. Martínez Estrada.

(...) dio mi compañera que resultó que se llamaba Graciela, si es que no me encajó un nombre como el que yo le di: Anacleto. A mí me gusta andar con clauiqer nombre, porque los pobres no tenemos ni nombre ni apellido. Nos llaman como a los perros, de alguna manera. Nos acostumbramos y quien sabe después si es cierto que uno se llama así. Mi nombre es Dámaso Quegetta. Si usted lo dice en criollo, no; si lo dice en gringo, porque mi padre era italiano, lo mismo. De menara que me lo cambié. Y estoy por decirle que Graciela era Gertrudis.

Ezequiel Martínez Estrada - Sábado de Gloria ("Juan Florido, minervista").

lunes, 20 de diciembre de 2010

CDXLIII. Havilio.

Sin embargo, de repente, sin aviso, en medio de la nebulosa, se le disparaba un pensamiento caro, casi epifánico. Algo relativo al tiempo y al espacio. Igual a esos viajeros que van de una época a otra en esferas acrílicas sin medir las circunstancias de la caída, del aterrizaje, el avión no sólo lo había trasladado de Estocolmo a Madrid, una fuerza ciega lo había arrojado a un mundo distinto, a otra realidad, tan inconciente como la anterior, igual de palpable.

Iosi Havilio - Estocolmo.

sábado, 18 de diciembre de 2010

CVIII. García & Aznar.

Crucé la línea final por

Tu amor
Tan fuerte como el no-amor
Tu amor
parábola de un mundo mejor
Tu amor me enseña a vivir
Tu amor me enseña a sentir
tu amor

Charly García & Pedro Aznar - Tu Amor.

jueves, 16 de diciembre de 2010

CDXLII. Levrero.

No había dormido mucho; el sol no había avanzado un trecho muy grande cuando llegué a la estación de ferrocarril. La divisé, primero, desde muy lejos. Era enorme, gris, con forma de iglesia.
Al acercarme, observé que era un edificio de hierrro y de piedras; más que un edificio, parecía ser, en realidad, un enorme techo puntiagudo, apoyado de tanto en tanto en grandes y hermosas columnas metálicas. Estas columnas, lo mismo que el techo, estaba formadas por innumerables piezas pequeñas, atornilladas entre sí.
Bajo el techo -cuya armazón estaba buerta sólo en los bordes, por chapas enormes, acanaladas, pintadas de gris- había varias terminales de los que partían cantidad de vías, pares todos los paralelos entre sí, recíen a lo lejos se veía cómo se iba separando y tomando distintas direcciones, abiertos en abanico.
También cubiertos por el techo, pero bajo las chapas acanaladas, había numerosos edificios de piedra, seguramente oficinas.

Mario Levrero - La ciudad.

martes, 14 de diciembre de 2010

CDXLI. Calvino.

Entonces, dondequiera que fuésemos, siempre teníamos ramas y frondas entre nosotros y el cielo. La única zona de vegetación más baja eran los limonares, pero incluso en medio se elevaban retorcidas las higueras, que más arriba llenaba todo el cielo de los huertos, con las cúpulas de su pesado follaje, y si no eran higueras eran cerezos de oscuras frondas, o bien tiernos membrilleros, meloconotoneros, almendors, jóvenes perales, pródigos ciruelos, y aún serbales, algarrobos, cuando no era una morera o un añoso nogal. Acabados los huertos, comenzaba el olvidar, gris plateado, una nuebe deshilachada a media cuesta. Al fondo estaba el pueblo amontonado, entre el puerto más abajo y la roca arriba; y también allí, entre los tejados, un continuo despuntar de copas de árboles: acebos, plátanos, incluso robles, una vegtación más despegada y altiva que se deshogaba -con un ordenado desahogo- en la zona donde los nobles habían construido las villas y rodeado con verjas sus parques.
Sobre los olivs empezaba el bosque. Los pinos debia de haber reinado un tiempo sobre toda la comarca, proque todavía se infiltraban en llanos y matorrales, por las pendientes hasta la playa, y lo mismo los alereces. Los robles era más frecuentes y los espesos de lo que hoy parece, porque fueron la primera y más preciada víctima del hacha. Más arriba los pinos cedían a las castaños, el bosque subía por la montaña, y no se le veían límties. Este era el universo de sabia dentro del cual vivíamos nosotros.

Ítalo Calvino - El Barón Rampante.

domingo, 12 de diciembre de 2010

LII. Grafiti.


La religión es el monumento a la nada.

Anónimo - Grafiti (Larrea 781, Lomas de Zamora)

viernes, 10 de diciembre de 2010

CDXL. Artl.

Erdosain cierra los ojos. Un perfume, que no puede discernir si es de nardo o de clavel, riega la atmósfera de un misterioso embalsamamiento de fiesta.
El cielo verdea a lo lejos, mientras que la poco elevada oscuridad envuelve aún los troncos de los árboles. Erdosain frunce el ceño. De su espíritu se desprende vapores de recuerdo, neblinas doradas, rieles brillantes que se pierden en el campo de una tarde abovedada de sol. Y el rostro de la criatura, una carita pálida, de ojos verdosos y rulos negros, escapando debajo de su sombrerito de paño, se eleva de la superfice de su espíritu.

Roberto Artl - Los Siete Locos.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

CDXXXIX. Laiseca.

PADECIMIENTO INVERNTAL E INVESTIGACIÓN.

Habían pasado algunos meses desde que los excéntricos de la Monitoría de Minerales Raros hicieron detonar los cincuenta megatones en el desierto. Precisamente la misma Monitoría, en uno de sus corredores encristalados del vigésimo segundo piso, mientras afuera el sol que desaparecía volvía rojos algunos vidrios de las ventanas, un funcionario de infima jerarquía y vestido de manera estrafalaria, le decia al Infravicesubsecretario:
- Según el Monitor, debido a las desatrosas cosechas, durante este invierno mermarán las provisiones. Ahora digo yo: "merman" suena parecido a la palabra "mermelada". O sea que algo de comida es, el merman. ¿No sería facrible algún procedimiento por el medio del cual se le extrajese la mermelada al merman?

Alberto Laiseca - Los Sorias.

lunes, 6 de diciembre de 2010

CDXXXVIII. Dario.

A ROOSEVELT

¡Es con voz de la Biblia, o verso de Walt Whitman,
que habría que llegar hasta ti, Cazador!
Primitivo y moderno, sencillo y complicado,
con un algo de Washington y cuatro de Nemrod.
Eres los Estados Unidos,
eres el futuro invasor
de la América ingenua que tiene sangre indígena,
que aún reza a Jesucristo y aún habla en español.

Eres soberbio y fuerte ejemplar de tu raza;
eres culto, eres hábil; te opones a Tolstoy.
Y domando caballos, o asesinando tigres,
eres un Alejandro-Nabucodonosor.
(Eres un profesor de energía,
como dicen los locos de hoy.)
Crees que la vida es incendio,
que el progreso es erupción;
en donde pones la bala
el porvenir pones.
__________________No.

Los Estados Unidos son potentes y grandes.
Cuando ellos se estremecen hay un hondo temblor
que pasa por las vértebras enormes de los Andes.
Si clamáis, se oye como el rugir del león.
Ya Hugo a Grant le dijo: «Las estrellas son vuestras».
(Apenas brilla, alzándose, el argentino sol
y la estrella chilena se levanta...) Sois ricos.
Juntáis al culto de Hércules el culto de Mammón;
y alumbrando el camino de la fácil conquista,
la Libertad levanta su antorcha en Nueva York.

Mas la América nuestra, que tenía poetas
desde los viejos tiempos de Netzahualcoyotl,
que ha guardado las huellas de los pies del gran Baco,
que el alfabeto pánico en un tiempo aprendió;
que consultó los astros, que conoció la Atlántida,
cuyo nombre nos llega resonando en Platón,
que desde los remotos momentos de su vida
vive de luz, de fuego, de perfume, de amor,
la América del gran Moctezuma, del Inca,
la América fragante de Cristóbal Colón,
la América católica, la América española,
la América en que dijo el noble Guatemoc:
«Yo no estoy en un lecho de rosas»; esa América
que tiembla de huracanes y que vive de Amor,
hombres de ojos sajones y alma bárbara, vive.
Y sueña. Y ama, y vibra; y es la hija del Sol.
Tened cuidado. ¡Vive la América española!
Hay mil cachorros sueltos del León Español.
Se necesitaría, Roosevelt, ser Dios mismo,
el Riflero terrible y el fuerte Cazador,
para poder tenernos en vuestras férreas garras.

Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!


sábado, 4 de diciembre de 2010

CVII. Bowie.

Don't fake it baby, lay the real thing on me
The church of man, love, is such a holy place to be
Make me baby, make me know you really care
Make me jump into the air

David Bowie - Moonage Daydream.

jueves, 2 de diciembre de 2010

CDXXXVII. Shakespeare.

XII

When I do count the clock that tells the time,
and see the brave day sunk in hideous night,
when I behold the violet past prime,
and sables curis all silvered o´er with white:

When lofty trees I see barren of leaves,
which erst from heat did canopy the herd
and summer´s green all girded up in sheaves
borne on the bier with white and brislty beard:

Then of thy beauty do I question make
that thou among the waste of time must go,
since sweets and beauties do themselves forsake,

And die as fast they see other grow,
and nothing´gisnt Time´s scythe con make defence
save breed to brave him, when he takes thee hence.

William Shakespeare - Sonnets.