- Cuando la tecnología alcanza cierto nivel, la gente comienza a adquirir conciencia criminal -dijo-. Alguien anda tras nuestra pista, quién sabe si los ordenadores. La policía mecanizada, acaso. No hay modo de librase de la investigación. Toda la información relativa a tu persona y a tu existencia se ha recogido o está siendo recogida. Bancos, compañía de seguros, organizaciones financieras, organismos fiscales, oficinas de pasaportes, servicios de información, agencias de policía, investigadores... Es algo parecido a lo que decías. Las máquinas nos hace vulnerables. Si imprimen un informe en el que somos culpables, somos culpables. Pero aún va más allá, ¿no es cierto? Es su presencia, el mismo hecho de que existan, la superabundancia de tecnología, lo que nos hace pensar que delinquimos. Tan sólo el hecho de que tales cosas puedan existir a un nivel extendido. Los procesadores, los escáneres, los clasificadores. Basta y sobra para hacernos sentir como unos criminales. Qué capacidad tan enorme. Qué programas tan complejos. Y sin que nadie nos lo explique.
Don DeLillo - Fascinación.