jueves, 12 de noviembre de 2009

CCXXXVII. Sabines.

El diablo y yo nos entendemos
como dos viejos amigos.
A veces se hace mi sombre,
va a todas partes conmigo.
Se me trepa a la nariz
y me muerde
y la quiebra con sus dientes finos.
Cuando estoy en la ventana
me dice ¡brinca!
detrás del oído.
Aquí en la cama se acuesta
a mis pies como un niño
y me ilumina el insomnio
con luces de artificio.
Nunca se está quieto.
Anda como un maldito,
como un loco, adivinando
cosas que no digo.
Quién sabe qué gotas pone
en mis ojos, que me miro
a veces cara de diablo
cuando estoy distraído.
De vez en cuando me toma
los dedos mientras escribo.
Es raro y simple. Parece
a veces arrepentido.
El pobre no sabe nada
de sí mismo.
Cuando soy santo me pongo
a murmurarle al oído
y lo mareo y me desquito.
Pero después de todo
somos amigos
y tiene una ternura como un membrillo
y se siente solo el pobrecito.

Jaime Sabimos - La Señal.

5 comentarios:

g. dijo...

A veces pienso que debe ser un oficio solitario ese de ser poeta. Tan solitario como el diablo, que tan solo está allí abajo, porque sin pares no se puede estar acompañado. Hay mucha gente allá abajo, pero diablo sólo hay uno.
Y los poetas se sientan solos a escribir sus artificios. Nada más esquematizado que un poema. Nada más elaborado que un poema.
Pero luego recuerdo que los poetas buscan el consuelo en otros poetas, que se leen en voz alta, que se los pasan entre ellos. No existen los poetas que estén solos en el mundo, siempre vienen en manadas. Y se ponen nombres antes de escribir sus poesias. Tenes a los modernistas, a los infrarealistas, a los reales visceralistas, tenés a los clasicos, a los nuevos, a los viejos, a los ultraistas, a los de las generaciones, a los de las generaciones perdidas y, hasta quizá haya alguna ganada.
Y al final nos quedan los libros de antologías de quienes han hechos cosas, y los nuevos poetas los leen, a veces, en la bañera. Salen ellos limpios y el libro mojado.
Pero allí van los poetas. Con sus formas de crear, con los que usan el verso libro porque son demasiado vagos y carentes de palabras para crear decasílabos o de nueve, o de siete, o de doce.
Nada tiene tantas reglas como la poesía, pero los poetas son tan libres para hacer lo que pueden.

Prefiero la prosa, más que nada porque sé leerla, no así la poesía. Tal vez por eso me gusta la épica, ya que me cuenta algo más allá de abstracciones sobre lo que sea.

Allá la poesía, aquí yo, solo, con mi diablo y mi amor, que me ama y que me hace nuevo. Aquí yo con mi luz, o mi falta de, allá la poesía con sus faltas. Yo y la prosa, también estamos separados.
Todos escribimos y no por eso todos somos escritores, ¿Quién lo será? ¿El que se declara o al que lo declaran?

Aquí nos vamos quedando solos: mi amor, el diablo y yo. Entre los tres encontraremos la forma de apagar la luz. Y cuando lo logremos, tal vez, intentaremos encenderla de nuevo.
Tal vez sólo una lamparita para iluminarnos a los tres y hacernos compañía, ya que entre los tres podemos ser tan felices que ni siquiera necesitemos del resto. Aunque sí, siempre necesitaremos de la poesía y de la prosa.

l dijo...

Dicen, a veces, que tres son multitud.
Yo creo que, a veces, dos (se) bastan.

Aunque la poesía y la prosa son tan buena compañía.

Apagaremos, amor, la luz, después del último baile.
Nos diremos hasta mañana y nos besaremos con gusto a día terminado.

Tenemos tanta luz por delante.

Eclipse dijo...

sabines no me gusta demasiado.
en el día de hoy me quedo con tu texto del comentario
que me gustó mucho, mucho
tus reflexiones sobre la escritura y la literatura siempre me parecen interesantes.
me tenés abandonada, che.

besos muchos.
;)

blasblog dijo...

muy interesantes tus consideraciones sobre el ser poetas , no se si efectivamente el diablo tenga algo que ver con ello, ya que es un status interior personal, recuerdo los escritos de Jodorowsky cuando narra como cuando joven decidìa de caminar todo el dìa en linea recta sin preocuparse que el camino pasase a traves de casas o jardines, con la licencia de : "somos poetas" lograba abrirse camino en la ciudad, abrir las puertas y ventanas de las habitaciones desconocidas.. facinante mas impracticable..
asì personalmente yo tambièn prefiero la prosa.
saludos
Blas

Cuff dijo...

Me culturizo un toque leyendo aca.

El diablo generalmente solo se acuerda de mi, para recordarme momentos lindos.
Deci que uno sabe el significado de la palabra "pasado" que sino se complicaria mas.