Estaban poniendo un viejo western. Se sentó y encendió un cigarrillo. Al cabo de unos minutos, creyó recordar que había visto la película años atrás. Los personajes se le antojaban ligeramente reconocibles, y algunas de las cosas que decían le sonaban familiares, como a menudo sucede con otras que uno va oyendo en películas que ha olvidado. Luego el protagonista, un astro del celuloido fallecido recientemente, dijo algo: le hizo una pregunta difícil a otro personae, un desconocido que acababa de llegar a la pequeña localidad del Oeste. Y súbitamente las cosas encajaron, y James supo las palabras exactas que diría el desconocido para responder a la pregunta. Supo cómo iban a desarrollarse las cosas, pero siguió viendo la película con una sesación creciente de arpensión. Nadie podía detener aquello que ya había iniciado un desarrollo inevitable.
Raymond Carver - Principiantes.