miércoles, 11 de abril de 2012

DXXXV. Kiš.

Los antiguos griegos tenían una costumbre digna de mención: a los que hubieran perecido quemados, a los que hubieran sido decorados por los cráteres de los volcanes, a los que hubiesen sido enterrados por la lava, a los que las fieras hubieren despedazado o se los hubieran engullido los tiburones, a los que se hubieran repartido los buitres en el desiertos, se les construía en si patria los llamados cenotafios, las tumbas vacías, porque él cuerpo es el fuego, el agua o la tierra, pero él alma es el alfa y él omega, a ella es a quien hay que construir el santuario.

Danilo Kiš - Una Tumba para Boris Dadidovich.

1 comentario:

g. dijo...

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Me pareció un muy buen libro. Y yo lo pegué mucho (por cercanía en "ideas" y tiempo de lectura) con El Cero y el Infinito.
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Son cuentos, pero están interrelacionados por varios conceptos.
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Primero porque sucesos o personajes de los cuentos anteriores hacen eco en los cuentos que uno lee.
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Segundo, que todos los protagonistas son perseguidos políticos (con, sin, bien o mal). Los hay en la Guerra Civil Española, en los balcanes, en Rusia, en Polonia si mal no recuerdo.
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Hay un cuento que es contrapunto, aunque no es exactamente eso, sino sería el que es un cierto faro, que sucede en Francia antigua, era todo un asunto religioso donde a los judios se les pedía cambiar de religión, y si no los mataban por herejes, creo. Esta bueno el cuento.
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Obvio, el libro está en casa y me vendría bien ver ciertas cosas anotadas para refrescar las ideas que tenía hace cuatro meses.
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Hay cuestiones, que me hacen ruido, pero como en el caso de el libro de Koestler, el comunisto (y supongo que cualquer filosofía política) es una cuestión de Fé. Hasta diría Fe religiosa. Hay muchos aspectos filosoficos de los personajes que hacen eco (uh, cómo me gusta esa figura...) del otro libro.
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Por ejemplo, la revolución tiene que vivir por sobre una sóla persona. La revolución siempre tiene la razón, por lo cuál yo estoy preso porque hice algo mal, porque la revolución es infalible. Bla bla bla. Por supuesto que eso lo piensa un verdadero revolucionario cuando cae preso, según estos libros. Porque, hay que tener cuidado, gente, podés ser miembro de tu secta, pero la secta en algún momento puede cambiar y, vos, perejil, quedás atrás, y después sos un grano, y después sos boleta. Pero vos, gil, grano, boleta, vas a decir; ah, pero está bien que me mate, aunque yo haya hecho las cosas bien en su momento, la revolución tiene razón.
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Bueno, este libro y el otro, son libros que hay que leer. Y me parece que son muchísimos más valiosos que 1984, por ejemplo, que son muy distópicos. Estos son más reales, por gente que sintió esos gobiernos (Koestler fue comunista en serio, no de decirlo).
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Bueno, listo, kaput. No fue nada claro, podría decir cosas más interesantes, kaput. Leánlo.
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