Lo que se ha construido sin esfuerzo, sin esfuerzo se destruye.
J. Rodolfo Wilcock - El Templo Etrusco.
Carbonero.
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Negro de cabeza a la cintura
El jean lleno de carbonilla
Se acerca al semi lleno de bultos
Apilados uno encima del otro
En una sucesión fínita de carbón.
Su ...
Hace 6 años
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1 comentario:
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Fecha de último día de lectura: 23/06/2012
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Recuerdo que disfruté mucho este libro, que en un principio era normalito, una situación muy típica de provincias (construir un monumento) y que todo se iba yendo al carajo, de formas cada vez más raras, hasta terminar metidos en un gran agujero en el centro del pueblo.
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Se iba volviendo cada vez más infrarealista.
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La cosa era algo así, un pueblo iba a construir un templo-monumento etrusco. Pero nadie podía encontrar etruscos, de hecho nadie sabía nada de cómo eran los templos etruscos. Un tipo del pueblo, un personaje de poca monta, hace pasar a tres negros que vivían en el bosque como etruscos, a los concejales la idea les venía bien, ya que se querían ir de vacaciones. Al tipo lo nombran capataz y entonces empiezan a hacer el templo, sin saber bien cómo, pero ante mil desaguisados (creo que los negros llegan a decapitar a unas cuantas vírgenes) la empresa sigue adelante. Aunque la empresa cada vez es más el intento que el hecho, la destrucción del pueblo es lo que termina pasando. Hasta llegan los bárbaros. Bar-bar.
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Está muy bueno, es la única novela (real novela) que leí de Wilcock porque después leí cuentos y unas minucias raras que publicaba leídas de los diarias, y unas vidas de unos personajes medio alquímicos todos.
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El recuerdo en realidad está muy embarrado, esto que digo es más o menos así; o será una invención sobre lo que me acuerdo y la contratapa y los títulos de los capítulos, que son largos y resumen bastante todo.
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