jueves, 26 de noviembre de 2009

CCXLIII. Azorín.

Por mucho color que se ponga en una vida ajena, siempre resultará incolora. Por mucho sabor que pongamos en ella, siempre será insípida.

Azorín - Memorias inmemoriales.

3 comentarios:

g. dijo...

Azorín.
Miguel de Unamuno.
Antonio Machado.

Creo que eso es todo la generación del 98 que hay en este blog.

A los colores hay que ponerles un poco de lluvia y se quedan turquesas en turcos movimientos.
Entonces buscamos las formas de mover un poco el tiempo, y no lo encontramos. Porque sólo notamos que el tiempo se cae para adelante, hasta que en algún momento se pegue de trompa contra el piso. Pero hay otros métodos para alterar el tiempo, este tal vez sea uno de ellos. Cambiar de colores en una simple ocasión. Es tal vez algo falso, pero no del todo porque al final la letra escrita termina por matar a las palabras andantes por el viento que en algún momento mueren. Las palabras que van por el cielo, siempre terminan dadas vueltas, y el tiempo las olvida. A las escritas se las rescuerda cuando se las quiere leer, pero hay que acordarse que esas palabras están ahí.
Y por mucho color que se le ponga a una vida ajena, siempre será lo mismo de incolora que la vida misma es. Porque la vida es como el agua (H2O, dos hidrogenos y un oxigeno). La vida es como el agua, y el agua es necesaria para la vida.

l dijo...

Me gusta tu texto, más que nada.
"Cambiar de colores en una simple ocasión."

Machado M., también.

Te amo, también.
Me gusta cuando aparecen autores nuevos.

Gustavo Pereyra dijo...

Piola este muchacho... lástima que después de lo de los pollos no le quede mucho crédito.