miércoles, 22 de junio de 2011

CDLXXIX. Giannuzzi.

CRIMEN EN EL BARRIO.

La policía se abrió paso
y procedió con pocas palabras.
El razonamiento conjeturaba que detrás de la puerta
algo había concluido. ¿Qué podía agregarse
a la mujer con un balazo en la cabeza
y al hombre estupefacto
rechazando la realidad de su propia obra?
Sin embargo, nosotros esperábamos
en el último lugar que la lógica
hubiera elegido para esperar,
como espectadores que permanecen en el teatro
ya caído el telón y borrado el escenario.
Pensé en la tarde remota de la pareja.
Donde ahora había sangre
se amontonaron las dulces frases
con que todo empezó, un poco torpemente,
cuando ya mismo era tarde para quitarles el significado.
Ahora me pregunto por qué hay esperanza todavía,
en qué trama estamos aprisionados
cuando la fe se detuvo al comienzo del drama
y volvió codiciosa después del último acto.
No hay empresa terminada
en este oficio insensato que pide materia viviente
y emplea el amor, habitaciones, papeles, jardines,
para recuperar lo que la mente considera irrecuperable;
aunque el cáncer se instale entre el esposo y la esposa
y suene un revolver entre una mujer y hombre.

Joaquín O. Giannuzzi - Antología Poética.

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