lunes, 20 de octubre de 2008

XLIV. Fontanarrosa

“Una palabra maravillosa que en otros países está exenta de culpas: “carajo”, que designa en otras latitudes el lugar en donde se coloca el vigía en una embarcación, el nombre de un grupo de islas y una bebida española a base de café y coñac. Hay quienes en el colmo del eufemismo, de una hipocresía absoluta usan “caracho”.

Roberto Fontanarrosa

Parte 1:



Parte 2:


6 comentarios:

g. dijo...

Es jodido citar de acá.
Por eso va el video, enterito.

"¿Por qué son malas las malas palabras? -se preguntó Fontanarrosa en el Congreso- ¿Son malas porque les pegan a las otras palabras? ¿Son de mala calidad, y cuando uno las pronuncia se deterioran? ¿Quién las define como malas palabras? Tal vez sean como esos villanos de las series de televisión, que al principio eran buenos pero a los que la sociedad hizo malos"

Esta es maravillosa:
“Es mucho más débil como la dicen los cubanos, mielda. Yo creo que ahí está la base de los problemas que ha tenido la revolución cubana: la falta de posibilidad expresiva”

http://suaznabar.blogspot.com/2007/01/homenaje-fontanarrosa-extractos-de.html

Luna dijo...

No tiene desperdicio. Esta intervención de Fontanarrosa en el Congreso de la Lengua realizado en su ciudad, Rosario, quedará durante mucho tiempo y será un placer escucharla una y otra vez. Gracias por este posteo.

eMiLiA dijo...

Hola!

Llegué de blog en blog y la verdad, todo un hallazgo.

Estuve curioseando un rato y he hallado citas muy muy buenas.

Saludos!

Javier dijo...

El ser humano necesita de todo tipo de palabras: buenas, malas, mediocres, debiles, duras... Son malas palabras porque nosotros les dimos ese significado, porque las necesitamos para expresarnos plenamente. Su eleccion no es arbitraria, muchas de ellas responden a lo que mas nos avergüenza, como la mierda, la promiscuidad, la debilidad. Nos ayudan a sobrellevar situaciones adversas, a defendernos, a hacer chistes. Son maravillosas. A mi me encantan, suenan bien, son completas, van al punto y son poco ambigüas. En todo caso lo que deberíamos juzgar no es a la mala palabra ni a su uso, sinó a aquellos que las consideran malas que, en todo caso, debe estar ocultando algo. Las malas palabras, en definitiva, son buenas. Los malos somos nosotros, que necesitamos usarlas a estas buenas malas palabras.

Un gran abrazo, excelente el post.

Gustavo Pereyra dijo...

"Puto el que lee"

g. dijo...

"Puto el que lee esto"
¿no era?

Jajajaja....
Gran comentario, yo lo tenía en mente...

Nunca me comentaste ese cuento sobre esa idea...