miércoles, 5 de agosto de 2009

CXCI. Styron.

The fucking snails were always getting squashed beneath our field boots, making a tiny mess that reminded me of the fragility of my own corporeal being. It didn’t take long for the instruments of modern warfare to turn a human body into just such a repulsive emulsion. Would I be reduced to an escargot’s viscous glob? One of the riflemen in my platoon, a big muscular farm boy from South Dakota, had seen, strewn on the Tarawa beachhead, a string of guts twelve feet long belonging to the marine who, only seconds before the mortar blast, had been his best buddy. Nearly all the combat vets had endured such grisly traumas. During the previous year’s landing on Saipan, my new platoon sergeant, a onetime trapeze artist from the Ringling Bros. and Barnum & Bailey Circus, had survived (with only a cut lip and a lingering deafness) the explosion of a Jap knee-mortar shell that had vaporized the two other occupants of his foxhole. Would I avoid the worst, like these guys, or would I, when I finally stumbled ashore on the Japanese mainland, be immolated in one foul form or another, consumed by fire or rent apart by steel or crushed like a snail?

William Styron - "Rat Beach"

2 comentarios:

g. dijo...

Traducción de este momento mía, con varias demoras y sobresaltos en el trabajo:

Los malditos caracoles estaban siempre siendo aplastadas por nuestras botas militares, haciendo un pequeño enchastre que me hace recordar la fragilidad de nuestro ser corpóreo. No tomó mucho para que los instrumentos de la guerra moderna trasformen un cuerpo humano en sólo una repulsiva emulsión. ¿Me vería reducido en restos viscosos de caracol? Uno de los soldados de mi pelotón, un gran granjero musculoso de Dakota del Sur, había visto, sembrado en la cabecera de playa de Tarawa, una cuerda de restos de doce pies de largo que habían sido del marine que, sólo segundos antes de la explosión del mortero, había sido su mejor amigo. Casi todos los veteranos de combate habían sido endurecidos de esos horribles traumas. Durante el año previo a nuestro desembarco en Saipan, mi nuevo sargento de pelotón, que alguna vez había sido un artista del trapecio del circo de los hermanos Ringling y Barnum & Bailey, había sobrevivido (Con sólo un labio cortado y una persistente sordera) a una explosión de un mortero japonés que había vaporizado a los dos otros ocupantes de su trinchera. ¿Podría escapara a lo peor, como estos hombres, o yo, cuando finalmente pise el suelo japonés, sería inmolado de una forma horrible u otra, consumido por el fuego, fuese destrozado por el acero o aplastado como a un caracol?

La traducción del traductor de google, la que pase sin leerla ni nada:

Los caracoles fueron siempre maldito obtener aplastada bajo las botas de campo, haciendo un pequeño lío que me recordó de la fragilidad de mi ser corporal. No pasó mucho tiempo para los instrumentos de la guerra moderna a su vez un cuerpo humano en uno de esos repulsivos emulsión. ¿Me quedará reducido a un caracol de la globalización viscoso? Uno de los de mi pelotón de fusileros, una gran finca muscular muchacho de Dakota del Sur, había visto, sembrado en la playa de Tarawa, una cadena de tripas doce pies de largo perteneciente a la marina, que sólo segundos antes de la explosión de mortero, había sido su mejor compañero. Casi todos los veterinarios de la lucha había sufrido traumas tales espeluznante. Durante el año anterior del aterrizaje en Saipan, mi nuevo pelotón sargento, un onetime trapecista del Ringling Bros. and Barnum & Bailey Circus, había sobrevivido (con sólo un labio cortado y una persistente sordera) la explosión de una rodilla Jap-mortero que había vaporizado los otros dos ocupantes de su foxhole. Voy a evitar el peor de los casos, como estos chicos, o que yo, cuando me tropecé finalmente en tierra en el continente japonés, se inmoló en una falta u otra forma, consumido por el fuego o alquiler además de acero o aplastado como un caracol?

El otro día estaba leyendo ese cuento de la revista "New Yorker"; lo empecé a leer porque me hizo recordar a "Los desnudos y los muertos" de Norman Mailer. Además porque ando medio belicoso, leyendo sobre guerras y viendo algunas miniseries sobre ese mismo tema.
Como tema siempre me pareció apasionate. Desde esa posición extrema a que hombres se han sometido desde hace mucho tiempo, desde casi el inicio de la humanidad, puede salir lo peor y lo mejor de la humanidad.

Creo.

Ese sábado al final termió bastante bien. Todo tiene lo mismo.

Cloe dijo...

Después de leer Suaznabar, veo que Ud. está un poco monotemático. Rescato el pensamiento sobre la fragilidad del ser humano, cosa que muchas veces olvidamos, así como su temporalidad.

Abrazo con bandera blanca, por si acaso.