milagro, sí, milagro: o acaso creen esos cagan y comemierdas de negros que el Hijo de Dios y la Virgen Blanca y los santos y los bienaventurados del Cielo defecaban durante su vida terrestre en apestosas zanjas y se secaban el ojo nefando con hierbas y tusas de maíz? : la idea sería ridícula si no fuera igulamente blasfema : pues del mismo modo que el Ojo de Dios irradia luz y blancura, el ano bestial, el ojo del diablo emana infección y hediondez, suciedad y pecado : sus funciones son absolutamente excluyentes y opuestas : así nos lo dice el angílco Tomás de Aquino : lo que se corronpe en parte es corruptible en su totalidad y semejante eventualidad resultaría odiosa, sacrílega incluso para los herejes más empedernidos : eso está claro y bien claro : ni el Redentor ni la Virgen expelieron materias fecales : los que pretendieran dicha enormidad no podrían esgrimir en su favor una sola prueba : inútilmente repasarán los Evangelios, los Actos de los Apóstoles, los manuscritos de los Padres : la simple razón natural nos lo indica : las emiciones viscerales, ya sólidas, ya líquidas, amén de las restantes eliminaciones corpóreas como pelos, sudor, uñas, saliva, mucosidad, deberían participar, en caso de que hubiese existido, de la naturaleza divina del Hijo o sobrenatural y privilegiada de la Madre, y dotadas por tanto de un carácter inmutable e imperecedero, habrían sido amorosamente conservadas por las almas piadosas como santas y preciadas reliquias : pero, como dichas reliquias no se conservan y no hallamos siquiera mención de ellas en los textos relevados ni en la Patrística ni en las obras de los santos, debemos concluir, consesu omnium, nenime discrepante, que nunca esxistieron y el Rendetor y la Virgen no estuvieron sometidos a las necesidades animales que afligen a los hombres y les obligan a encogerse de vergüenza en el acto restituir a la tiera, de forma tan ruin e inmunda, lo que recibieron de ella en fiura de manjares sabrosos y bebidas tónicas, refinadas, suaves pues es ahí donde la hipótesis evacuatoria se manifesta en toda su maligna absurdidad : (...)
Juan Goytisolo - Juan Sin Tierra.