jueves, 7 de abril de 2011

CDLII. Proust.

Pero, cuando nada subsiste de un pasado antiguo tras la muerte de los seres, tras la destrucción de las cosas, solas, más frágiles pero más vivaces, más inmateriales, más persistentes, más fieles, el olor y el sabor quedan todavía largo tiempo, como almas, para memorizar, aguardar, esperar, sobre la ruina de todo el resto, para llevar sin doblegarse, en su gota impalpable, el edificio inmenso del recuerdo.

Marcel Proust - Del Lado de Swann (En Busca del Tempo Perdido I).

1 comentario:

g. dijo...

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Está fácil de encontrar el libro en el encabezado, está ahí, en la pila de Las Arenas de Marte, el que tiene una foto en un cuadradito, con un I grande y un logo, aún más grande, de Losada.
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Más allá de cualquier lejanía de contexto, muchas veces busco algo que me diga a mí, algo del texto. Por supuesto no hay contexto posible para una cita, creo yo; pero a mí esto me habla de esta novela.
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Porque el recuerdo es parte fundante e integrante de esta serie de novelas (Según tengo entendido, yo me circunscribo a esta).
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El gusto de lo pasado es lo que yo sentí en sus páginas. (Admito que es un libro pesado, complicado, difícil, largo y, en mi edición, las letras estaban borrosas; pero tiene momentos sublimes). El pasado, el recuperar, se me hace por el nombre, es la pulsión de las páginas.
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Esta parte esta en el final del capítulo I del libro, de la parte de Combray. Allí, se nos cuenta la juventud, sus veranos y semanas santas con su familia en ese pueblo, allí se nos habla de Swann, se nos dice que dejó de hablar con ellos por su esposa.
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Esta parte del párrafo, también es parte de la "famosa" -según leí por ahí- parte de la magdalena. Aunque en mi libro, al costado yo puse té.
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Y ahí está esto, el olor y el saber son disparados de recuerdos. Y son dificiles de pasar al libro. Es difícil describir cómo un aroma te trasporta y te lleva a otro momento.
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Me parece que a nadie le pasa con la vista, creo que es nuestro mayor sentido, estamos basados en la vista, me parece. Y los otros sentidos, nos trasportan.
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Cuando a veces voy por la calle siento ciertos perfumes que me hacen acordar a ex-novias. Ciertos sabores me hacen acordar a mi abuela.
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Y el té con madgalenas al narrador lo hacen pensar en ese momento en Combray. Y más allá que sea importante o no, esa parte de la novela, cerca de la página 50, a mí, me termina de dar la sensación que esto está armado de atrás para adelante.
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Yo vivo, luego cuento, y te lo cuento para recordar, porque ciertas cosas son disparadores de. Por supuesto que es ficción, pero el juego, me parece que es ese.
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El aroma a melancolía es inmenso. Y el texto es caotico por eso. Porque son cosas que estan juntas por un hilo, casi no hay historia.
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Salvo en la segunda parte, un amor de Swann, ahí se cuenta una historia, de amor, entre Swann y Odette. Es más historia, aquí hay una trama, aquí -aunque se conserva el tenor narrativo- se cuenta algo. Y ese algo está metido en el capítulo anterior, o sea que este nos muestra más a un personaje que fue nombrado bastante en Combray, y vuelve a reaparecer en la tercera parte, que también es infantil y sería casi como el primer amor.
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Hay un juego con la esposa de Swann. En el primer capítulo se menciona como generadora de traumas para la familia del narrador, pero no sabemos quién es. En el segundo Swann se enamora, lenta y dificilmente, pero lo hace y perdidamente de Odette. Entonces, ahí, yo me preguntaba quién era la esposa, está escrito en un margen, creo. Y luego, en el tercero, sabemos, sólo por un soplo del narrador, quien es. Ya que el narrador, a su vez, tiene un infantil primer amor con la hija de Swann. E hija de quién más, ¿no?
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Mi primer idea era leer los siete seguidos, por eso nunca lo empezaba. Voy a usar mi segunda idea, leerlos como vengan. Ahora tengo que conseguir el segundo.
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También tengo que releer el ensayo de Barthes sobre Proust, ya que ahora, creo que tendría más sentido y quizás ordene un poco mis ideas, y me deje escribir algo un poco más lindo sobre este libro, precioso, pero complicado, por lo menos para mí.
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