jueves, 30 de septiembre de 2010

CDVII. Bulgákov.

Pero no era terrible. Todo pasará. El sufrimiento, la sangre, el hambre, la peste. La espada desaparecerá, pero las estrellas estarán ahí cuando ya no queden en la tierra las sombras de nuestros cuerpos y nuestros problemas. No hay un solo hombre que no sepa esto. ¿Entonces, por qué no queremos volver nuestras miradas a las estrellas? ¿Por qué?

Mijaíl Bulgákov - La Guardia Blanca.

2 comentarios:

g. dijo...

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Bien, de La Guardia Blanca de Mijaíl Bulgákov ya hablé en la anterior cita de este blog.
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Ahora bien. Supongo que por mi compañía habitual, que gusta de la ciencia ficción (Sci Fi, S.F.), el otro dia andaba por casa -extrañando una habitualidad adquirida- mirando bibliotecas.
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Mi casa-casa-casa tiene varios lugares donde se pueden encontrar libros. A saber: El comedor -mi vieja se ofendió con un arquitecto que le dijo que los libros no tienen que estar en el comedor-, en la pieza de mi hermano, en mi pieza y en una pieza suelta donde fueron a parar varios libros sueltos.
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Yo estaba tonteando por la pieza suelta donde están los libros sueltos (Son esos que andan libres y corren por las verdes praderas). Ahí hay varios libros de ciencia ficción de mi hermano, que por falta de espacio, presumo, están allí. Miraba libros que le regalé yo, como Los Otros Dioses de Asimov o alguno de la saga de la Fundación. Los pispeaba. También agarré varios de Dick.
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No sé bien qué estaba haciendo, por qué estaba ahí mirando libros. Puede ser que estuviera ahí para sentir la compañía habitual en algunas páginas de ciencia ficción. Tal vez estaba allí, sentado en la alfombra del piso -mientras Fox me daba besos en la cara, porque claro estaba a su altura parado- buscando algo para decirle al otro día, algo cómo: "Ah, en casa tengo tal libro de tal autor, ¿y vos?". O tal vez estaba ahí haciendo nada.
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Sea lo que sea, estaba ahí porque estaba mirando libros. La otra vez que hice eso, fue a finales de marzo de 2009 cuando encontré una antología de cuentos de SF de mi hermano, donde había un cuento de Asimov donde hablaban de Sherlock Holmes (CXXX).
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Mi hermano se trajo de la casa de mi abuelo -cuando empezamos a sacar cosas de allí porque la abuela quería deshacerse de eso luego que falleció Ito- una colección de antologías de Ciencia Ficción de Bruguera. Y andan por casa aquellos libros lindos.
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Esa colección de Bruguera, de las que hay como seis o siete tomos en casa, dando vueltas, en diferentes lugares, es el raconto de una revista de una revista que no recuerdo el nombre, pero el logo es rojo. Hay bastante Asimov, algo de Dick y cosas que yo no conozco, puesto que no soy un gran conocedor del tema.
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Pero en uno de esos libros encontré un cuento largo (Casi 80 hojas, una nouvelle, tal vez) de
Mijaíl Bulgákov que se llama "Huevos Fatídicos". Y estoy tan contento con ello.
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O sea, no sé qué tal la traducción; estoy seguro que es un ruso-inglés-castellano, casi tres hasta llegar a mí, lo cual no es copado. Pero tengo algo de Bulgákov, que pensé que no iba a encontrar.
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Luego me puse a pensar en Samizdat, en que las obras de este autor estaban prohibidas y esta es publicada en el 64 en USA. O sea, hizo un gran camino. Pero en esa época ya Stalin había muerto, y se había dado el período de desestalinización.
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Bueno, todo eso para decir que encontré un cuento largo de este autor, y que estoy muy emocionado por ello desde que lo encontré. Y que a nadie realmente parece importarle que encontré eso.
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Aunque no se lo comenté a mi compañía habitual, a quien quizá sí le interese. Pero lo estará leyendo acá.
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O sea, tengo un cuento del autor de Margarita y el Profesor, y estoy choco. Tanto que ayer leí un cuento de ese tomito y me gustó bastante.
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Sigo leyendo La Novela Luminosa. Novela que cura. Genial. Hablaré de ella en otro momento.
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Luna dijo...

Sobre el libro de Bulgákov, había algo que no me cerraba. Y creo que es el título en castellano, salvo que utlicemos el término Maestro en lugar de Profesor, que en nuestro idioma parece ser tan diferente el uso.
Tanto en inglés (The Master and Margarita), en francés (Le Maìtre et Marguerite), en italiano (Il Maestro e Marherita)o en ruso (Ма́стер и Маргари́та)tienen algo de cacofónico y de comunión a la vez.

Vicios que arrastro.


Besos.

Todo