jueves, 18 de noviembre de 2010

CDXXXIII. Bioy Casares

12 de febrero 1984. Muerte de Cortázar. Vlady me previno: "Escribile pronto. Está enfermo. Va a morir". Como siempre, me dejé estar. Yo quería agradecerle la extraordinaria generosidad de referirse a mí, tan elogiosa, tan amistaosamente en su admirable "Diario de un cuento". La carta era difícil. ¿Cómo explicar, sin exageraciones, sin falsear las cosas, la afinidad que siento con él si en política muchas veces hemos estado en posiciones encontradas? Es comunista, soy liberal. Apoyó la guerrila; la aborrezco, aunque las modalidades de la represeión en nuestra país me horrorizaron. Nos hemos visto pocas veces. Me he sentido muy amigo de él. Si estuviéramos en un mundo en que la verdad se comunicara directamente, sin necesidad de las palabras, que exageran o disminuyen, le hubiera dicho que siempre lo sentí cerca y que en lo esencial estábamos de acuerdo. Pero, ¿la política no era esencial para él? Voy a constestar por mí. Aunque sea difiícil distingur el hombre de sus circunstancias, es posible y mucahs veces lo hacemos. Yo sentiía cierta hermandad con Cortázar, como hombre y como escritor. Sentí afecto por la persona. Además estaba seguro de que para él y para mí este oficio de escribir era el mismo y lo principal de nuestras vidas. No porque lo creyéramos sublime; simplemente porque fue siempre nuestro afán.

Adolfo Bioy Casares - Descanso de Caminates (Diarios íntimos).

1 comentario:

Celeste dijo...

Dos grandes tan distintos.