viernes, 26 de noviembre de 2010

CDXXXV. Trotsky.

Es cierto que el hiperbolismo refleja en cierto modo el furor de nuestro tiempo. Pero eso no justifica su empleo a la ligera en el arte. No se puede gritar más fuerte que la guerra o revolución. Y si se hace, es probable que quede destrozado. El sentido de la medida en el arte es semejante al realismo en la política. El defecto principal de la poesía futurista, incluso de sus mejores obras, es su falta de sentido de la medida; han perdido el que regía en los salones y no han encontrado aún el de la calle. Pero hay que encontrarlo. Si se fuerza la voz en la calle, se enronquece, se estropea, se hunde y el discurso pierde todo su efecto. Cada uno debe hablar con la voz que se ha recibido de la naturaleza, no más fuerte. Pero si se sabe cómo hacerlo, se puede obtener de la propia voz el máximo de sus posiblidades. Maiakovski grita frecuentemente en ocaciones que debería limitarse a hablar; por eso, sus gritos, cuando debería gritar, parecen insuficientes. El patetismo de su poesía queda aniquilado por los gritos y la ronquera.

Leon Trotsky - Introducción (Poemas 1913-1916).

1 comentario:

g. dijo...

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Parte de la cita interesante:
Pero eso no justifica su empleo a la ligera en el arte. No se puede gritar más fuerte que la guerra o revolución. Y si se hace, es probable que quede destrozado. El sentido de la medida en el arte es semejante al realismo en la política.
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Parte de la cita realmente interesante:
No se puede gritar más fuerte que la guerra o revolución. Y si se hace, es probable que quede destrozado.
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Me parece un ligero error en la edición haber elegido esa introducción de Leon Trotsky, más que nada porque el gran sujeto a crítica es "ciento cincuenta millones", uno de los poemas del otro periodo (1916-1930) según lo que se partió en la edición.
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Pero, y he aquí el acierto, los poemas de los que habla bien son justamente los que están en este primer período -por lo menos editorial-. Habla muy bien de "La Nube en Pantalones", por ejemplo.
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Pero a mí me parece que lo destroza. Y bastante, aunque deja esperanzas a futuro para Mayakovski. Ahora pienso que debo buscar el año en que escribió esto, Trotsky, porque si fue cerca del 30, cuando el otro se tomó una decisión sobre su vida... Bueno, eso... Qué futuro, ¿no?
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Lo bueno de esto es que el poeta se puso una bala en el corazón y el político (o revolucionario) terminó con una piqueta en la cabeza. Entonces están unidos por el destino trágico de la vida, todos mueren. Y estos murieron violentamente, aunque me imagino que el suicidio debe ser plácido.
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Maiakovski grita frecuentemente en ocaciones que debería limitarse a hablar; por eso, sus gritos, cuando debería gritar, parecen insuficientes. Eso a mí me parece una elección de estilo. Un "yo grito siempre" y mi voz ahí está. Porque la poesía es poesía y lo demás es lo demás.
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