- Sí, los que hicieron que en las últimas décadas acá la única forma de que te den bola, de legitimar tus reclamos, es conseguirte algún muerto que te avale. Parece que si no tenés algún muerto no podés ni salir a la calle. Desde las chicas del interior asesinadas por los nenes de papá hasta los chorros que baja la cana, pasando por los piqueteros muertos, los periodistas incinerados, los nenes de papá secuestrados, todos, todos. El muerto es la gran cocarda actual: la etiqueta de leatad comercial, el sello habilitante.
- Eso es plantear la cuestión, como solés, de la manera más conchuda. Podrías describir lo mismo diciendo que costó, pero que por fin la socidedad argentina, se dicidió a no permitir que nos sigan matando impunemente.
- Es otra cuestión, Juan, y me parece que si la empezamos vamos a terminar muy mal. En cualquier caso, esa potencia de los muertos es el resultado de la política de los derechos humanos, de los deudos. La idea de que ser victima te legitima era tan fuerte que no podían romper con ella matando a un verdugo, convirtiéndolo en víctima. Digo: legitimándolo. Ése es el punto: si matás a un verdugo perdés tu condición de víctima, te volvés verdugo vos también. Y ser víctima es mucho más rentable.
Martín Caparrós - A quien corresponda.