miércoles, 11 de mayo de 2011

CDLXIV. Ríos.

Llovía sin apuro, así que se sabía que al menos iba a seguir lo que quedaba de la tarde, y más. No voy a decir que llovió una semana, pero sí que ése fue el tiempo que el sol estuvo sin salir. Y cuando lo hizo, fue para darle más nitidez a la creciente, que ya había llegado de todsas partes. La creciente de arriba, la que llega con los grandes chaparrones, es bulliciosa y llena rápido la zanja que se desagota casi a la misma velocidad. La zanja recoge el agua de las cunetas de toda la zona. La creciente de abajo es mucho más lenta y callada, deja especular a la gente sobre su real alcane e incluso se tiene la sensación de que unas cuantas bolsas de arena pueden detenerla. A lo suma está el ruido de la noche, cuando un coro de ranas indica que el río planea pasar una temporadita en nuestros patios. Otro ruido puede ser ajetreo de los camiones de la municipalidad los días pervios, sacando gente de aquí y de allá. O de los autos los dominog,s cuando cambian la vuelta en la plaza por ver un poco de agua fuera de lugar.

Damián Ríos - Entrerrianos.

1 comentario:

g. dijo...

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Esta cita me hace pensar en un paisaje que a mí me gusta. Aunque yo cuando leo esto pienso en Colón y no en Concepción del Uruguay, pero, son, más o menos, lo mismo (km más o menos).
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Lo compré en la feria del libro con un descuento, creo que un 10%, o algo así. Así que la compra fue buena, porque además, no sé porqué, lo quería leer.
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Es mi primer libro de la editorial Mansalva, pero los textos no están justificados, por lo menos en este libro. Ahora, si es porque este libro nació por medio de cartas, me parece algo copado. Como desición editorial, es una mierda. Porque gastas papel al pedo.
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Además, los capítulos son muy cortos, y deja tremendo espacio entre uno y otro, y al final, uno termina comprando papel blanco. Lo que sería bueno si quisiera escribir en los márgenes, pero...
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El libro.
uf.
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En general, a mí me gustó. No esperaba nada, pero es una novelita de 120 páginas, creo que es cara, por lo que es. Pero eso no importa.
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Supuestamente son cartas que le fue pasando bajo la puerta a alguien y contaba la vida.
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Y cuenta, primero, una inundación, y, luego, su vida, o sea, él, él en el pueblo, o su ciudad.
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La prosa me gustó, muy directa y frontal, va para delante, a mí no me pareció poetica, pero sí, algo melancólica, pero no llorona, sino de cuando uno cuenta algo suyo, y sonríe.
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Igual, hay una parte de la voz de la madre, creo que era, que está muy bien. (Creo que es un renglón, pero eso, en ese libre, es una parte).
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O yo estoy leyendo las novelas incorrectas de la nueva literatura argentina, o la verdad, que no sé si estamos bien.
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Tengo una cierta preocupación por leer a tipos contemporaneos a mí, a leer tipos que publican en editoriales independientes, y los que hablan bastante. Por ahora, la verdad, no me parecen rescatables.
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Tengo la idea que en veinte años, nadie va a estar leyendo a estos tipos. Y eso, la verdad, es una mierda, pero no por los tipos, o sus libros, que me parecen pasatistas. Hay que leerlo por otro lado.
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También tengo una cierta preocupación de cómo ningún autor argentino hoy puede escribir una novela que tenga por lo menos 200 hojas (Y en serio, no con letras gigantes y amplios márgenes). No sé si es culpa de Aira, eso. Pero me tiene preocupado, no porque la extención haga a la calidad, pero, estas cosas cortitas que se venden, son... bueno, unas cosas cortitas que no parecen realmente novelas, sino, cuentos largos.
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Por ejemplo, el otro día leí la crítica en una revista de una novela de ¡60 páginas! (Acá viene comentario de la UNESCO). Eso.
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Ojo, creo que la está pagando esta entrada, pero el libro de Ríos, en general, me gustó. Entrerrianos dos, o sea, el entrerriano en Buenos Aires, y que le cuente a alguien por medio de mails, cómo fundó y trabajó en Interzona, puede ser muy interesante, también. Yo le tiro letra, veamos qué pasa.
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Tengo un problema con los autores argentinos de hoy en día. Sí. Tal vez porque yo también escribo, aunque yo sé que lo mío no es muy bueno, pero ellos publican, y yo no. Pero yo creo que lo mío es mejor, porque, bueno, yo soy yo.
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