Mi padre nunca se preocupó por vestirse bien, creía que la elegancia podía estar en otra parte, más íntima y noble.
Osvaldo Soriano - La hora sin sombra.
La Partida
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La novela, de título *La Partida*, era la historia de unos cinco días de
Gregorio Astley, un hombre de cuarenta años, viviendo de las regalías de su
prime...
Hace 9 años
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1 comentario:
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Yo no me visto nunca bien. Me visto siempre igual. Igual. Igual a la época del año que vivo, si vivo. La elegancia en mí va en la bufanda bien aferrada al cuello, las solapas de los sacos bajas y la unión de ropa entre la ropa.
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Creo que leí todas las novelas de Soriano. Lo mejor de haber leído todas las novelas de Soriano, es haberlo hecho en orden.
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A mí Soriano me gusta mucho mucho mucho, desde sus novelas hasta los artículos -pocos- periodisticos que le leí. Pero tiene razón Bolaño cuando dice que de Soriano no se puede fundar una literatura.
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Hay un par de libros de él que no me gustaron tanto. Creo que no vi ninguna película de las que se hicieron de los libros, aunque tengo en el recuerdo alguna que otra escena de
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No Habrá más penas ni olvidos; ¿era esa?
No Habrá Más Penas ni Olvidos era la del avión, ¿no? Ando bastante mal de los recuerdos, si tuviera los lomos de los libros creo que recordaría cuál es quien.
Pero tengo los lomos de los libros.
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Triste, Solitario y Final. Marlowe. Soriano personaje. El Gordo y el flaco.
No Habrá Más Penas ni Olvido. El Avión y Colonia Vega. Perón o Muerte. Váyase a la mierda. Perón o Muerte. El tipo cagando. Perón o Muerte.
Cuarteles de Invierno. El tanguero y el boxeador. Colonia Vega. El abogado con todos los libros La Ley no leídos. La mejor.
A Sus Plantas Rendido un León. Grand. El negro con suerte. Lauri. Una república extraña. Un consul. Que no es consul. Contrainsurgencia en la embajada del Reino Unido. La novela más divertida de Soriano.
Una Sombra ya pronto Serás. Tardé en acordarme. La que menos me gustó de todas. Seguro. A mí me aburrió bastante. El experto en computación perdido en la pampa. El tano con el Gordini. Fuh.
El Ojo de la Patria. Bizzarra novela. Un espia argentino en París. Un extraño encargo. Un cádaver que vive. Idas y vueltas. Buena novela. Pero no tan buena como las cuatro primeras.
La Hora sin Sombra. La búsqueda del padre. No me acuerdo mucho más. Me había gustado bastante. Cerraba un lindo ciclo de mi vida.
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No hay herederos en la literatura argentina de Soriano. Porque ningún escritor tiene que tener herederos.
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Mi problema con mi escritura es que yo hoy no sé porqué escribo. Creo que escribo solamente porque estoy en un par de talleres y tengo que escribir para ellos. A veces pienso que no escribo realmente más porque me di cuenta que no hay nada que escribir y porque... Porque... bueno, porque no tengo ganas ni voy a llegar a ser realmente leído.
¿Soy realmente leído? Me leen cinco o seis personas a lo sumo. Creo que a esas cinco o seis personas, les gusta lo que escribo. Aunque esas personas además me quieren. Creo.
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Leí a Fabián Casas este fin de semana entre los raritos ratitos que me dejaban libros los partidos del mundial. Me gustó, hay algunos poemas que están bien. Pero... Tengo un gran pero... Está bien. Está bueno. Pero es más que nada versos prosaicos (Ya que todos hablan de la inexistente prosa poética). El tipo narra y la narración se le cae, es como si las narraciones -microcuentos, quizá- nunca le llegaran al borde de la página (L. Cohen).
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Pero está bueno. Lo que cierra el libro es genial, realmente. No sé, yo no quiero escribir como él. Pero me quedó una frase de él: El sonido de fritura de la lluvia contra el techo de chapa. O algo así. Y eso, es genial.
Igual, yo leí ese libro como narración. Porque sus poemas narran. Narran su vida, su historia. Me parece eso. Que como conjunto puedo entender más su obra que como un poema en separado. Dicen que Casas gusta a los que no leen poesía, me parece que Casas narra en poesía. Tal vez por eso gusta.
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A veces me pregunto qué pensarás vos que estás leyendo, quienquiera que seas, qué pensaras de mí que no me conocés ni me hablaste nunca. Pero cuando me lo pregunto dejo de escribir, antes no existís; perdona que te lo diga.
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