- Tenga bien en cuenta una cosa -previno fríamente-: esto es sólo una invitación a compartir una taza de café, y nada más. Nada de azúcar. ¡Cuidado con...!
- No estoy pensando en nada de eso -dijo él con un aire ingenuo que hasta entonces nunca creyera ella posible encontrar en un hombre-. Uno puede adivinar con una sola mirada de qué modo piensan de los demás.
- Le sorprendería saber cuántos debieron consultar un oculista- replicó ella amargamente.
- No estoy pensando en nada de eso -dijo él con un aire ingenuo que hasta entonces nunca creyera ella posible encontrar en un hombre-. Uno puede adivinar con una sola mirada de qué modo piensan de los demás.
- Le sorprendería saber cuántos debieron consultar un oculista- replicó ella amargamente.
William Irish - El Plazo Expiera al Amanecer.