No había dormido mucho; el sol no había avanzado un trecho muy grande cuando llegué a la estación de ferrocarril. La divisé, primero, desde muy lejos. Era enorme, gris, con forma de iglesia.
Al acercarme, observé que era un edificio de hierrro y de piedras; más que un edificio, parecía ser, en realidad, un enorme techo puntiagudo, apoyado de tanto en tanto en grandes y hermosas columnas metálicas. Estas columnas, lo mismo que el techo, estaba formadas por innumerables piezas pequeñas, atornilladas entre sí.
Bajo el techo -cuya armazón estaba buerta sólo en los bordes, por chapas enormes, acanaladas, pintadas de gris- había varias terminales de los que partían cantidad de vías, pares todos los paralelos entre sí, recíen a lo lejos se veía cómo se iba separando y tomando distintas direcciones, abiertos en abanico.
También cubiertos por el techo, pero bajo las chapas acanaladas, había numerosos edificios de piedra, seguramente oficinas.
Al acercarme, observé que era un edificio de hierrro y de piedras; más que un edificio, parecía ser, en realidad, un enorme techo puntiagudo, apoyado de tanto en tanto en grandes y hermosas columnas metálicas. Estas columnas, lo mismo que el techo, estaba formadas por innumerables piezas pequeñas, atornilladas entre sí.
Bajo el techo -cuya armazón estaba buerta sólo en los bordes, por chapas enormes, acanaladas, pintadas de gris- había varias terminales de los que partían cantidad de vías, pares todos los paralelos entre sí, recíen a lo lejos se veía cómo se iba separando y tomando distintas direcciones, abiertos en abanico.
También cubiertos por el techo, pero bajo las chapas acanaladas, había numerosos edificios de piedra, seguramente oficinas.
Mario Levrero - La ciudad.
1 comentario:
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Libros leídos de Levrero:
- La Ciudad.
- París.
- El Lugar.
- Dejen Todo en mis Manos.
- La Novela Luminosa.
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Todos (todos todos todos todos) me gustaron de una forma o de otra. Todos tienen momentos memorables de mi vida de lector. Levrero entro con su luz en mi vida de lector y allí quedo (Tengo para leer los otros dos que salieron).
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Este año se me va, se me va como agua entre los dedos. Y no lo puedo evitar, a pesar que de pena yo me muero... Ah, no era año, era cariño...
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Bueno... Ya nadie se ganó la Coca-Cola (a falta de mejor premio) y entonces digo que la última tanda de citas venía de una agenda del 2006, creo que era los escritores en el tiempo, o algo así. Que hace poco he reencontrado entre todos los malditos papeles (o papeles malditos) que había en mi lugar. Encontré la historia del payaso Pochocho -una idea de novela-; que era bastante paranoica y que todavía pienso que puede ser que pueda tener algún asidero en mi vida de tipo que escribe al pedo.
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A veces tengo ganas de perderme. Irme lejos, no volver. Pero es inútil negarla, viste. Pero sí, irme a lejos y quedarme allá. Encontrar asidero en el frío. Tal vez hacer la gran Walden. Irme al sur, a la zona de los lagos y los bosques, hacerme llamar Thoreau; que me digan al francés. Perderme para volver, total, estoy tan cerca de Walden. Y después volver para generar toda la La desobediencia civil...
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Ahí hay un par de libros que también podrían servir para navidad. Y me voy con mis libros, lejos y no volver. Aunque alguien me advirtió nunca dije que no.
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O ser como el Jacarandá.
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Cuántos errores de tipeo tiene el blog. Pero me dijo que los errores de tipeo eran una marca registrada del blog (blos, glob... golb, lobg, uf).
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Salta Lenin el Atlas.
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saltA lenin eL atlaS.
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Los boletos capicúa son palíndromos.
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kaput.
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Voy a escribir otra novela.
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