lunes, 6 de diciembre de 2010

CDXXXVIII. Dario.

A ROOSEVELT

¡Es con voz de la Biblia, o verso de Walt Whitman,
que habría que llegar hasta ti, Cazador!
Primitivo y moderno, sencillo y complicado,
con un algo de Washington y cuatro de Nemrod.
Eres los Estados Unidos,
eres el futuro invasor
de la América ingenua que tiene sangre indígena,
que aún reza a Jesucristo y aún habla en español.

Eres soberbio y fuerte ejemplar de tu raza;
eres culto, eres hábil; te opones a Tolstoy.
Y domando caballos, o asesinando tigres,
eres un Alejandro-Nabucodonosor.
(Eres un profesor de energía,
como dicen los locos de hoy.)
Crees que la vida es incendio,
que el progreso es erupción;
en donde pones la bala
el porvenir pones.
__________________No.

Los Estados Unidos son potentes y grandes.
Cuando ellos se estremecen hay un hondo temblor
que pasa por las vértebras enormes de los Andes.
Si clamáis, se oye como el rugir del león.
Ya Hugo a Grant le dijo: «Las estrellas son vuestras».
(Apenas brilla, alzándose, el argentino sol
y la estrella chilena se levanta...) Sois ricos.
Juntáis al culto de Hércules el culto de Mammón;
y alumbrando el camino de la fácil conquista,
la Libertad levanta su antorcha en Nueva York.

Mas la América nuestra, que tenía poetas
desde los viejos tiempos de Netzahualcoyotl,
que ha guardado las huellas de los pies del gran Baco,
que el alfabeto pánico en un tiempo aprendió;
que consultó los astros, que conoció la Atlántida,
cuyo nombre nos llega resonando en Platón,
que desde los remotos momentos de su vida
vive de luz, de fuego, de perfume, de amor,
la América del gran Moctezuma, del Inca,
la América fragante de Cristóbal Colón,
la América católica, la América española,
la América en que dijo el noble Guatemoc:
«Yo no estoy en un lecho de rosas»; esa América
que tiembla de huracanes y que vive de Amor,
hombres de ojos sajones y alma bárbara, vive.
Y sueña. Y ama, y vibra; y es la hija del Sol.
Tened cuidado. ¡Vive la América española!
Hay mil cachorros sueltos del León Español.
Se necesitaría, Roosevelt, ser Dios mismo,
el Riflero terrible y el fuerte Cazador,
para poder tenernos en vuestras férreas garras.

Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!


4 comentarios:

g. dijo...

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Hay veces que las palabras sobran. Con Darío y con Vallejos, las palabras de los demás, sobran. Mis palabras sobran. Sobra lo que pienso, sobra lo que pueda decir, sobra lo que escriba. Las palabras de los demás, sobran. Las palabras de los demás, por demás, sobran.
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El grupo Jacarandá, sobra. No sé porqué andar atrás de poetas que no escriben pero que tienen un marcado sesgo antiimperialista y estatista.
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Lo raro es que el teléfono me hace que los parlantes (por donde sale Bowie) generen ese ruido extraño, y me diga que hayas vuelto a estar.
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Le Voyage dans la Lune
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Que hayas vuelto de a dónde te hayas ido sin mí. Y yo te pido que me lleves mientras vos te vas, yo soy el Mayor Tom y vos estas en el espacio dando vueltas en un perihelio. Pero yo voy a volver. Porque el planeta tierra es azul y no hay nada que pueda hacer. Así que cuando te vayas, llevame contigo y escondamosnos en tu lado oscuro, ese lado que está ahí sólo para mí, sólo para los locos y los poetas que se pierden en los recovecos de tu polvo cósmico. Te pido que nunca me dejés y que me lleves, me agarrás de la mano. Yo en un cohete me estrello en tu cuerpo. Mi gran amigo Georges Méliès me mostró las imagenes en que yo me quedo en vos. Yo nací cuando él murió, y yo nazco cuando vos estas y muero cuando vos te vas. Te espero en París, cerca de la estatua. El viaje desde aquí hasta allá, emulado por los Apolos. Soy Sputnik porque nunca pudo llegar hasta tí, estoy a la deriva perdido en una atomosfera que no es la mía, búscandote. Te encuentro, te agarro y te escucho. Te pierdo de pronto y te gano al rato. Hasta que te vuelva a perder. Sos mi cuento de Julio Verne, sos mi película de Georges Méliès; soy el recorrido esperando llegar a destino. A mí destino contigo. Quiero ser rescatado por una nava y que me trasporte de nuevo a la tierra, donde estaré contigo. Te traeré desde donde sea Selenita, atrayéndote. Yo soy un mar, necesito de la atracción, sin tí todos nos morimos. Sos mi gravedad, yo salto en tu cuerpo como un niño. Salto para llegar a vos y tu cara blanca. Y allí voy.
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G me conoce. Me doy cuenta que me conoce. Me conoce como Sputnik antes que como Suaznabar. Increible a veces darse cuenta que ven através de uno. A veces siento que vivo en una casa hecha por Breton, soy de vidrio.
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Ese es un poema del grupo Jacarandá, una oda a la Luna.
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Oh, Darío, Darío; a veces siento que mis palabras son vagas e inocuas comparadas a las tuyas. Tú y Vallejo me hacen sentir pequeño cuando me creo grande. Soy sólo una persona mirando a las estrellas, que las tapa con un dedo, que tapa con un dedo la luna. Y ahí me doy cuenta que soy pequeño comparado a los astros que están entre nosotros.
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Oh, los astros. Las estrellas y la luna en el cielo, siempre en mi mano, siempre entre las palabras. Un viaje desde aquí.
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A Clinton, ese es mi último poema.
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io dijo...

No puedo poner en palabras cuanto me desagrada este poema, cuan mediocre lo encuentro.
Cosas de la vida, vio'.

Gustavo Pereyra dijo...

Fua! Vaya grito... lástima que si el destinatario lo leyó, se lo pasó por el segundo nombre.

Gustavo dijo...

Me parece que a este blog le anda haciendo falta una encuesta... ¿o acaso estás con temor acerca del resultado?

(uhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh)