miércoles, 27 de mayo de 2009

CLVIII. Erasmo de Rotterdam.

Veo que ustedes están expectantes por un epílogo, pero desquician por mucho si piensan que yo habré de recordar algo de todo lo que he dicho hasta ahora, después de haberme descargado con tal fárrago de palabras.

Erasmo de Rotterdam - Elogio de la locura.

6 comentarios:

l dijo...

El concejo deliberante ha llegado a límites insospechados.
Hoy no sólo pidió "propuestas", sino que me delegó que tipeara la cita y el primer comentario.

Y un par de palabras en boca de la Locura, que se despacha, la pucha. Con una sarta de palabras y palabreríos que, para el final del encomio te dejan un poco tumbado.

g. dijo...

Hoy, yo, sí yo, tenía fiaca. Fiaca y dolor (de sopor) de cabeza terrible.

Y además, hoy me di cuenta de lo que es este blog de comentar. Me parece bastante difícil encontrar alguna palabra valedera para seguir la lógica de la locura.

Pero qué lindas palabras que constan en esta cita: epílogo, fárrago y demás (No, demás parece que no esta: ESTA).

Sí, linda cita.
Algo muy difernte... Yo todavía tengo en mente el proyecto de regalar por tres entradas este blog... Aunque mi no-comunismo (Aunque sí-socialismo) me deja.

Proyecto: Citas de teatro.
Juego: Cita de alguien con la letra Ñ.

Terapia de piso dijo...

Yo tengo tanto miedo a perder la memoria que creo que pierdo un pedacito a cada rato.

Saludos, G.

José Roberto Coppola

Gustavo Pereyra dijo...

He aquí un escritor que sabe cómo tratar al lector. En la línea del genio del baño, y su Genial Citador en Palabras Iniciales; firme influencia en la labor crítica de quien escribe esto.

Eclipse dijo...

me gusta el juego por lo desafiante...
citas de teatro... no sé, no he leído mucho teatro y al verlo se me borran las frases de la mente... pero citaría mucho de "seis personajes en busca de un autor", aunque sospecho que habrán cosas muy interesantes en ese proyecto viniendo de vuestra parte (porque operará el concejo, lo sé)

Javier dijo...

admirable cita, tan desfachatada y sincera. Una falsa modestia también, que la hace divina.

un abrazo!