viernes, 21 de enero de 2011

CDXLVIII. Perec.

Antes de la primera guerra mundial, Ferri el Rital dirigía en París, en el 94 de la calle de Les Acacias, un pequeño cabaret llamado el Chéops, que disimulaba un garito clandestino conocido por sus clientes con el nombre de el Octogone, debido a la forma de las fichas que se utilizaban. Pero las verdaderas actividades de Ferri eran de índole muy distinta: era uno de los dirigientes de aquel grupo de agitadores políticos a los que se llamaba Panarquistas y, aunque la policía sabía que el Chéops escondía un local de juego conocido con el nombre de Octogone, ignoraba que aquel Octogone no era a su vez sino la tapadera de uno de los cuarteles generales panarquistas. Cuando, tras la noche del 21 de enero de 1911, quedó decapitado el movimiento y fueron encarcelados doscientos de sus militantes más activos, entre ellos su tres jefes históricos Purkinje, Martinotti y Barbenoire, Ferri el Rital fue uno de los pocos responsables que escaparon de la redada del prefecto de policía, pero, denunciado, localizado y perseguido, no tuvo más remedio, tras ocultarse unos meses en Beauce, que emprender una vida errante que lo zarandeó sin tregua de un extremo a otro del planeta, haciéndole ejercer los oficios más diversos, desde esquilador de perros hasta agente electoral, de guia montañero a fabricante de harina.

Georges Perec - La vida instrucciones de uso.