Tarrou creía que la peste cambaría y no cambiaría la ciudad, que sin duda, el más firme deseo de nuestros ciudadanos era y sería siempre el de hacer como si no hubiera cambiado nada, y que, por lo tanto, nada cambiaría en un sentido, pero, en otro, no todo se puede olvidar, ni aun teniendo la voluntad necesaria, y que la peste dejaría huellas, por lo menos en los corazones.
Carbonero.
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Negro de cabeza a la cintura
El jean lleno de carbonilla
Se acerca al semi lleno de bultos
Apilados uno encima del otro
En una sucesión fínita de carbón.
Su ...
Hace 6 años