ARTE Y REALIDAD PARA BUENO PADRE:
Los pintores de la ciudad contaban de él que una vez pintó su propio jardín, en el que había canteros, bancos y un sauce y que después de haber estudiado el cuadro durante algunas semanas, porque había algo que no terminaba de convencerlo, decidió cambiar el color de uno de los bancos – de verde, como estaba pintando en el jardín y como él lo había reproducido en el cuadro, lo transformó en ocre, pero como había algo que no lo convencía del todo todavía cuando comparaba el cuadro con el jardín, un domingo a la mañana salió con un tarro de pintara al jardín y pintó el banco de ocre. Según los pintores –fuente, a decir verdad, de lo mas sospechosa- si los bancos pintados de ocre no le disgustaba. El cuadro no le parecía terminado todavía y después de estudiar con minucia, de sopesar día y noche cada un de sus detalles, llegó a la conclusión de que el sauce, que aparecía en el centro del cuadro, ocupaba demasiado lugar, aplastando el resto y creando una simetría artificial entre las dos mitades de la tela; de modo que después de muchas cavilaciones decidió que había que borrar el árbol y dejar en su lugar el cielo abierto y un horizonte de vegetación en el fondo; se puso manos a la obra y por fin, según los pintores, se sintió realmente satisfecho, así que al día siguiente se despertó con la convicción íntima de que el cuadro estaba terminado, y sin la menor vacilación salió al jardín y arrancó el árbol.
Los pintores de la ciudad contaban de él que una vez pintó su propio jardín, en el que había canteros, bancos y un sauce y que después de haber estudiado el cuadro durante algunas semanas, porque había algo que no terminaba de convencerlo, decidió cambiar el color de uno de los bancos – de verde, como estaba pintando en el jardín y como él lo había reproducido en el cuadro, lo transformó en ocre, pero como había algo que no lo convencía del todo todavía cuando comparaba el cuadro con el jardín, un domingo a la mañana salió con un tarro de pintara al jardín y pintó el banco de ocre. Según los pintores –fuente, a decir verdad, de lo mas sospechosa- si los bancos pintados de ocre no le disgustaba. El cuadro no le parecía terminado todavía y después de estudiar con minucia, de sopesar día y noche cada un de sus detalles, llegó a la conclusión de que el sauce, que aparecía en el centro del cuadro, ocupaba demasiado lugar, aplastando el resto y creando una simetría artificial entre las dos mitades de la tela; de modo que después de muchas cavilaciones decidió que había que borrar el árbol y dejar en su lugar el cielo abierto y un horizonte de vegetación en el fondo; se puso manos a la obra y por fin, según los pintores, se sintió realmente satisfecho, así que al día siguiente se despertó con la convicción íntima de que el cuadro estaba terminado, y sin la menor vacilación salió al jardín y arrancó el árbol.
Juan José Saer - Lo Imborrable.
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2 comentarios:
Ayer -yo estaba de muy, demasiado, buen animo- me di cuenta que mencionando a Saer -aunque lo mencionen de la forma en que yo no no lo hago- a mí me ganan.
Así de simple.
Al parecer hay cosas (Muchísimas) que hacen que una persona pueda caernos mejor con esa simple cosita. En este caso yo estaba en la reunión, y empezó a leer un extracto de La Grande. No pude más que empezar a hablar como si yo fuera el erudito; pero bueno. El hecho es esto.
Y ese extracto de Lo Imborrable, a mí me gusta mucho. De hecho, en mi corazón esta novela es muy importante ya que fue la primera que he leído de JJ Saer; yo no la puedo analizar (Aunque la lluvia y la oscuridad tienen que ver con el dolor de la época y bla bla bla).
Nada más por hoy.
Bueno sí, lo admito, mi escritor favorito (universal) es Saer.
Hojeando apuntes encontré uno cuyo título decía:
"Saer y la ficción"
Lo cual me hizo pensar por partida doble en alguien, por el escritor y por el tema (recurrente en él)
Sobre la cita, cambiemos la realidad, hagámosla a medida.
Besos
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